Aprender, desaprender, reaprender: el espíritu del aprendiz

Escucha el audio-relato «El maestro y el discípulo», extraído del libro «Coaching, el arte de soplar brasas», Leonardo Wolk

El discípulo nos conmueve por su determinación, por el riesgo que toma. A su vez, nos contagia su genuina confianza en que su acto traerá «algo mejor», a pesar, incluso, de las consecuencias que tendrá para sí mismo.

De esta forma, probándonos, aprendemos. Y, a veces, cuando algún aprendizaje pasado ya no sirve a nuestro propósito, valores u objetivos, es necesario desaprenderlo. Y reaprender nuevas formas de mirar, de comprender, de hacer.

Volver a conectar con nuestro espíritu del aprendiz nos ayuda a ello.

El espíritu del aprendiz es aquel que me permite maravillarme una y otra vez:

Me emociono
Tomo riesgo
Pregunto
Me puedo equivocar
Puedo dudar
Puedo no saber
Disfruto
Confío

“Aprender es experimentar,

todo lo demás es información”

Albert Einstein

El círculo virtuoso del aprendizaje

Aumentar la conciencia de nosotros mismos y de lo que nos rodea nos permite ampliar las posibilidades que tenemos, tomar parte activa de aquello que está en nuestras manos. Cuanto más conscientes somos, más sentimos, más experimentamos y más placer obtenemos. Cuanto más responsables nos hacemos de lo que nos pasa, más confiamos y más motivados nos sentimos. El disfrute y la motivación nos llevan al aprendizaje. Y el aprendizaje a más conciencia y responsabilización.