Los equipos, al igual que las organizaciones a las que pertenecen, atesoran un histórico de experiencias y decisiones que les han permitido llegar hasta lo que hoy son en la actualidad.
Este histórico, es un cúmulo de aprendizajes que sirvieron, en cada caso, para resolver una circunstancia o dificultad. Estos aprendizajes impregnan la cultura del equipo y de la organización.
Algunos de estos aprendizajes han sido recogidos en protocolos, normas, principios u otros documentos oficiales, accesibles y reconocibles por el conjunto de las personas concernidas.
Otros en cambio, se expresan en creencias colectivas, lemas y patrones, invisibles a simple vista pero que articulan la lógica del funcionamiento interno del equipo y la organización.
En ocasiones, las mismas creencias, lemas y patrones que en su día sirvieron para solventar una situación, suponen un bloqueo al aprendizaje de nuevas y necesarias soluciones. Se convierten, por tanto, en limitantes del aprendizaje.
Y, precisamente por invisibles, es más difícil su identificación y transformación en recursos útiles para abordar los siguientes retos.
Patrones invisibles, un origen con sentido
Escucha el audio-relato «Los monos y los plátanos» *.
El grupo de monos que experimentó el agua helada generó un patrón de comportamiento a causa de una nueva situación. Aprendieron a no agarrar los plátanos que colgaban y a crear un mecanismo para que ningún semejante lo hiciera. Este patrón se transfirió a los siguientes miembros que se incorporaron como parte de la “cultura” del grupo.
Los nuevos miembros del grupo jamás pudieron beneficiarse de los plátanos, aunque el experimento ya hubiera acabado.
Puente al equipo
Un patrón es el conjunto de conductas y procedimientos sistematizados e invariables que se activan ante un estímulo. Forma parte de la cultura de la organización. Son conductas que no se cuestionan, o incluso pasan desapercibidas. Vienen formuladas como “siempre se ha hecho así” o “aquí lo hacemos así”.
Inicialmente, los patrones se generan para responder a una necesidad pasada. Esa necesidad se vio resuelta por una serie de conductas y procedimientos, y por ese motivo, ese proceder queda en la memoria colectiva y perdura en el tiempo. Se convierte en un patrón.
Pero, en ocasiones, con el tiempo este modelo de conducta pierde su sentido y obstaculiza nuevos aprendizajes. Puede resultar, incluso, origen de un conflicto o, sencillamente, dificultar la adopción de nuevas prácticas que permitan desbloquear situaciones no deseadas.
La resolución del conflicto requiere, por tanto, recuperar una visión global e identificar si existen patrones que merezca la pena transformar.
*La historia del experimento de los monos y los plátanos está inspirada en el trabajo de G.R. Stephenson